Los mayores cambios se producen en tiempos de crisis porque las empresas necesitan obtener lo mejor de sus empleados para sacarlas adelante. Ante la actual desaceleración del sistema económico las empresas pueden optar por ser más competitivos a través de la formación y el coaching.
En estos momentos, es esencial saber cómo actuar, qué áreas de negocio conviene potenciar, estudiar si es necesario reorientar la dirección de la empresa y enfocarla a los nuevos requerimientos del mercado. Pero ¿cómo hacerlo? Cada vez se extiende más la creencia de que la clave del éxito radica básicamente en la actitud mental. Henry Ford ya lo decía hace años “si cree que puede hacerlo o si cree que no puede hacerlo, en ambos casos tiene razón”.
En muchas ocasiones, las empresas se centran en los proyectos y en los clientes para conseguir los mejores resultados. Pero a menudo se olvidan de una de las partes más importantes para alcanzar esos objetivos: las personas.
Disponer de buenos canales de comunicación interna es clave para lograr la excelencia. Por eso, las personas que componen una empresa y más aún sus directivos y su forma de pensar cobran una importancia enorme. Es necesario trabajar al lado de cada una de ellas para que sean capaces de sacar lo mejor de si mismas y favorecer su apertura mental en su actitud hacia la empresa. Entre el líder y su equipo a menudo existe cierta distancia que dificulta llegar a los resultados deseados. Esa brecha no es más que una falta de comunicación entre ellos. Esta carencia puede conducir a una pérdida de talento, de productividad, de esfuerzo y de trabajo en la plantilla, e incluso, a la marcha de los mejores.
El coaching, que tiene sus orígenes en el deporte, cambia la actitud del empleado hacia una perspectiva de cooperación en equipo. Entre los beneficios del coaching se puede destacar: el desarrollo de las habilidades de los empleados, facilitar el diagnóstico y la corrección de problemas de desempeño, fomentar relaciones laborales productivas, mejorar el desempeño y la actitud, mejorar el nivel de toma de decisiones y planes de acción. Los mejores coaches (entrenadores) son aquellos que saben cómo motivar a los demás para que tengan éxito en su desempeño laboral, cómo mantener el esfuerzo para el logro de los objetivos, cómo creer en si mismo y cómo sobreponerse a los fracasos.
Para conseguirlo, ayuda al ejecutivo a manejar adecuadamente sus emociones y hacer los ajustes necesarios en su comportamiento laboral. El éxito es medido por cambios duraderos en la conducta, relacionados con la efectividad en el trabajo del ejecutivo dentro del contexto de la organización con sus jefes, subordinados y clientes.
Para realizar un buen proceso de coaching se necesita ser consciente de la necesidad de cambio y tener un deseo de realizarlo. Después, para ver buenos resultados, es fundamental elegir un coach con experiencia gerencial, entrenado y especializado en técnicas para desarrollar determinadas competencias de liderazgo. Contrariamente a lo que se piensa, un buen coach no aconseja sino que sirve de catalizador para ayudar al ejecutivo a mejorar sus habilidades de liderazgo y a resolver los problemas por sí mismo.
Le ayuda a descubrir sus propios recursos con un respeto profundo y sincero por las limitaciones de cada persona a fin de lograr el compromiso con cambios reales del comportamiento y hacer crecer equilibradamente a cada persona y profesional. La efectividad de cualquier gestión empresarial depende más de la manera consciente en que se relacionan las personas entre ellas y con los recursos disponibles, que de los talentos unitarios. La confianza, el respeto y el compromiso entre las personas constituyen las piedras fundamentales de las organizaciones.
Según Wikipedia es una técnica que puede ayudar, al coachee o persona a la que se dirige, a gestionar, a administrar o dirigir su compañía o el área de negocio bajo su responsabilidad de una manera más responsable, sostenible, ética, solidaria, humanista y, consecuentemente, más rentable, productiva y competitiva. En el coaching se trabaja con cada persona para que logre conocer y desarrollar sus habilidades sociales, emocionales y cognitivas, utilizando sus propios recursos y sus puntos fuertes.
El coaching consiste en conversaciones o diálogos entre el coach (persona que imparte el coaching o entrenamiento) y el coachee (persona que recibe el coaching o entrenamiento). El coach ejerce de mero estimulador, indica el camino y conduce a la respuesta o a una posible solución. Pero es la persona que recibe esta técnica quien debe llegar a ella por si mismo, ayudándose de la reflexión, el pensamiento, el potencial desarrollo de la faceta personal y profesional, el cambio de actitudes y aptitudes, la mejora de habilidades y competencias, el estudio, la observación, la meditación y la potenciación del talento y las capacidades humanas.
En situaciones de 'atasco', cuando existen dificultades para resolver una situación personal, laboral o empresarial y se han puesto en práctica algunas estrategias, pero no dan el resultado deseado. También, cuando se quiere emprender algún cambio profesional y se desea estar seguro/a de hacerlo del mejor modo posible.
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