La información que las empresas albergan de sus clientes es muy valiosa y está cada vez más protegida. Una pérdida de documentos de los clientes, con la respectiva fuga de información confidencial sobre ellos, puede poner en peligro la relación de la empresa con sus clientes y su reputación. En estos casos, una póliza de RC Profesional es clave para atajar el problema antes de que esa pérdida de información ponga en peligro a los usuarios y para cubrir los posibles costes de defensa en los que se pueda incurrir.
ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA PYMESEGUROS 111
La inflación, los retrasos en la concesión de ayudas, la falta de digitalización o la situación sociosanitaria… Son todo lastres para las pequeñas y medianas empresas que han caminado siempre en la cuerda floja, pero cuya subsistencia es más necesaria que nunca, sobre todo si tenemos en cuenta que desde 2019 hemos perdido 36.000 empresas en España a causa de la pandemia, según Cepyme. Por eso, el tejido empresarial español, formado en un 98% por pymes, ha tenido que reinventarse a pasos agigantados para, a fin de cuentas, sobrevivir. Y la única forma de conseguirlo es centrar los esfuerzos en la rentabilidad del negocio a la par que se repercute el resto de tareas en agentes externos.
A medida que avanzamos en la recuperación, las incertidumbres, lejos de desaparecer, se acrecientan, y el futuro se dibuja incierto para las pequeñas y medianas empresas españolas, que han perdido un 20% de rentabilidad financiera con respecto a 2020, según un informe del Colegio de Registradores de España. Para intentar paliar esta problemática han sido muchas las iniciativas gubernamentales, como el Programa Kit Digital, que invertirá más de 3.000 millones de euros en la digitalización de pymes y autónomos o la flexibilización a nivel europeo de las normas para facilitarles el acceso a la financiación.
Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer para afianzar la situación económica de las pequeñas y medianas empresas y son muchas las variables aún por definir que pueden poner en riesgo el negocio. De ahí la importancia de recurrir a ayuda externa para transferir el riesgo de manera eficaz, garantizando la resiliencia del negocio. Este es el caso de las pólizas de Responsabilidad Civil Profesional, que ofrecen protección para estas empresas y profesionales independientes ya que, en caso de que un tercero les demande por haber cometido un error o negligencia durante el desarrollo de una actividad y esto le haya generado un perjuicio económico, personal o material, la póliza les protegería.
La problemática, en este caso, es que no existe cultura de contratación de este tipo de seguros en todos los sectores económicos. Si bien profesionales como los médicos o los arquitectos están concienciados de la necesidad de esta cobertura, los profesionales de otras áreas parecen más ajenos a esta realidad, a pesar de que el riesgo no conoce de industrias y puede dañar gravemente la situación económica y reputacional de la empresa.
En el contexto actual dominado por los datos como eje para la toma de decisiones, la información que las empresas albergan de sus clientes es muy valiosa y, por tanto, está cada vez más protegida, tal y como demuestra la reciente aprobación de Ley Orgánica 7/2021 para la protección de datos personales, que regula que el tratamiento de los datos personales cumpla con los estándares de protección de los derechos y libertades de los ciudadanos. Por ese motivo, una pérdida de documentos de los clientes, con la respectiva fuga de información confidencial sobre ellos, puede poner en peligro la relación de la empresa con sus clientes y su reputación. En estos casos, una póliza de Responsabilidad Civil Profesional es clave para atajar el problema antes de que esa pérdida de información ponga en peligro a los usuarios y para cubrir los posibles costes de defensa en los que se pueda incurrir.
Al igual que cada persona es un mundo, también cada empresa es diferente. Por eso, no basta con buscar ayuda profesional externa, sino que es necesario que esa ayuda se adapte a las condiciones únicas de cada empresa. Por eso, desde Hiscox se aseguran más de 150 actividades diferentes, analizando cada negocio de forma individual para adaptar las pólizas a sus necesidades teniendo en cuenta las particularidades de cada profesión, el tamaño de la empresa, los principales riesgos, etc.
Las pequeñas y medianas empresas deben asumir un sinfín de responsabilidades e incertidumbres para las que no siempre se tiene respuesta, así que recurrir a la ayuda externa y reducir los riesgos profesionales para centrarse solo en la rentabilidad del negocio parece el único camino posible para salir ilesos de este contexto a veces hostil para los más vulnerables.
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