El sector de las energías renovables es una de las grandes apuestas económicas de futuro de la UE y de España, lo que está disparando los proyectos y construcciones de instalaciones. Un auge que se verá reflejado en el aumento del aseguramiento, para el que, dada su complejidad, es imprescindible la especialización. Una exigencia que se une a la incertidumbre actual, con el crecimiento del coste energético y los problemas de abastecimientos de materiales, que sitúan a la cobertura de pérdida de beneficios como básica en cualquier póliza del sector.
La capacidad de las instalaciones de energía renovable está aumentando de forma muy importante. Especialmente, como señala Carlos Fernández, director comercial en Noroeste del Negocio de Empresas de Mapfre, desde el pasado mes de diciembre, cuando el Gobierno aprobó el último Perte de este tipo de energías: “Las inversiones que se están dando en España y que se van a producir en un futuro, van a ser de elevadísimos importes”, prevé, con estimaciones de casi 12.000 millones de euros. Además, el Perte va a provocar un cambio en el mix que tenemos actualmente, compuesto en aproximadamente un 80% por grandes empresas eléctricas y un 20% por empresas más pequeñas. Como reconoce, tal y como se está ahora mismo invirtiendo en nuestro país, está habiendo una pequeña modificación porque la mayor parte de las adjudicaciones se están haciendo a pequeñas y medianas empresas, incluso muchas de ellas, ni siquiera ligadas al sector de la energía. “Lo que va a haber es un fuerte incremento, y con los seguros va a pasar lo mismo, porque no creo que nadie se vaya a plantear tener una instalación sin que esté perfectamente asegurada”, expone.
Solo en fotovoltaicas Teresa Rivera, directora de Negocio de Empresas en Fidelidade España, asegura que en los últimos dos años se ha duplicado el número de instalaciones. Y, haciendo referencia a un estudio que publicaron en 2020, constata que en este subsector el 90% de las instalaciones que existían entonces eran de medio mega, “o sea, que estaban en manos en empresas pequeñas”, aunque muchas de ellas tenían problemas de mantenimiento después de la crisis de 2008, “pero ya había muchos parques pequeños que estaban en funcionamiento y que requerían de seguro”.
Joaquín Tabernero, director general de Finsa Correduría de Seguros, confirma que hubo una caída importante de instalaciones y de mantenimiento a raíz del recorte de las ayudas en 2009, subvenciones que anteriormente habían creado “una burbuja bastante importante”. Ahora han vuelto a crecer las instalaciones fotovoltaicas, y aprecia un repunte en las privadas para autoconsumo, con peticiones para dar cobertura a placas en viviendas, en naves particulares, en fincas, para poder ir hacia el autoconsumo, que además en España quizás no se haya desarrollado todo lo que debería, pero en otros países sí lo está habiendo, “y esto también hay que tenerlo en cuenta a la hora del aseguramiento porque vamos a tener mucha demanda” y esas instalaciones van a requerir coberturas más amplias.
“Desde el año 2016, con la primera subasta de renovables, se empezó a reactivar todo el tema de estas energías en España tras el parón que hubo después de la crisis y la retirada de subvenciones”, constata Gonzalo Camacho, CEO de Seguros Viafina. Aunque reconoce que se han ido programando desde entonces instalaciones de un tamaño bastante superior, el coste de la construcción ha disminuido, sobre todo porque eran placas o molinos de viento más eficientes con un coste menor. “Hemos pasado por una época en la que se ha necesitado mucho el seguro de Caución para solicitar puntos de conexión y ahora estamos ya en la fase donde muchísimos proyectos están en construcción o pronto lo estarán, con lo cual crecen las necesidades de seguros de todo riesgo, montaje o transporte, y se está viviendo una demanda bastante grande”, repasa. Y, además, el tamaño medio del proyecto ha cambiado en el último año y medio, con muchos más de 5 megavatios, cuando antes de los últimos cambios legislativos la media era de unos 49 megavatios.
En lo que coinciden todos los intervinientes en la mesa redonda de Pymeseguros es que cada tipo de instalación renovable requiere un seguro diferente. “Visto desde el punto de vista de corredor, no hay dos riesgos iguales”, considera Joaquín Tabernero, que detalla que el tamaño de la instalación, el tipo de instalación, si es visible o no... son aspectos que inciden en la seguro y sus coberturas. “Son pólizas que hay que hacer bajo una gerencia de riesgos y analizando muy bien qué es lo que necesita ese parque”, concluye. Un análisis individualizado para cada instalación que no difiere mucho de lo que se hace con cualquier empresa de otro sector, ya que hay diferentes tipos de instalaciones que son muy distintas, pues cada una tiene un tipo de funcionamiento, maquinaria específica, averías concretas... “Los riesgos no tienen nada que ver desde el punto de vista asegurador”, precisa.
De ahí, que para Carlos Fernández cada vez más los corredores, incluso los pequeños, igual que las compañías, se están especializando en sectores de actividad y en nichos concretos de mercado, no solo en renovables, sino en otros temas como previsión social empresarial, planes de pensiones, fondos de inversión para empresas, etc.
“No es que haya más mediadores especialistas en fotovoltaicas, sino que la especialización cada vez es más importante, y además al corredor que es especialista en un tema concreto normalmente tiene más acceso a ese negocio y a esos clientes que cualquier otro mediador, que no puede dar ese tipo de servicio o de gerencia de riesgo”, matiza Teresa Rivera.
Tabernero insiste en que para cubrir estos riesgos u otros, no es tanto una cuestión de que el corredor sea grande o pequeño, sino de conocimiento de aquello que se está haciendo, sea una pequeña instalación de placas en una casa o la puesta en marcha de un parque energético: “Sí que es verdad que las corredurías más grandes pueden tener opción a entrar a megaparques, por contactos, por preparación de ingeniería, por mil temas, pero quitando ese tipo de riesgos, que ya sabemos que son para las muy grandes, el resto es como cualquier otro riesgo”. “Tienes que tener los conocimientos suficientes como para poder hacer un asesoramiento correcto”, zanja.
Concuerda Gonzalo Camacho en que, al final, se trata de conocer la profesión, aunque es cierto que dependiendo de la especialización de cada broker tendrá más oportunidades de hacer un cierto tipo de seguro u otro: “Pero, aquí no hay más complejidad que el tener el conocimiento”, comenta, aunque reconoce que es más probable que corredurías con mayores recursos puedan hacerse con proyectos de cierto tamaño que requieren tener acceso al mundo del reaseguro, posibilidades de coaseguro o trabajar ciertos tipos de riesgos, ya no solo a nivel nacional sino internacional.
“Este es un negocio donde claramente el corredor puede aportar muchísimo”, asevera Fernández. “Nosotros podemos dar soporte en todas las fases, pero es verdad que el papel del corredor buscando las mejores alternativas para el cliente es fundamental”, continúa. Incluso en instalaciones de autoconsumo, en comunidades de propietarios o en viviendas unifamiliares. En esos casos se está apostando mucho por incluirlo dentro de la propia póliza de comunidad o de Hogar. En cuanto instalaciones para pymes, desde su compañía optan por meterlo en el Multirriesgos o Daños de la propia empresa si la energía básicamente es para autoconsumo, y en póliza aparte si la mayor parte de la energía se va a volcar a la red. “Toda la ayuda que podamos tener por parte de las corredurías especializadas para intentar dar la mejor solución a los clientes para nosotros, como compañía, es fundamental”, concluye.
Son soluciones variadas, como precisa Rivera, ya que el autoconsumo ahora está muy en boga y encuentras desde la vivienda que quiere poner la placa a través de su póliza de Hogar o la Comunidad, a las pymes que se realizan esta instalación. “Existe otra tipología de seguros que es la comercializadora que quiere cubrir la instalación, los daños y la RC de esa placa porque hay contratos variados para las placas de autoconsumo”, continúa.
Además, como insiste Camacho, “al final no es lo mismo asegurar una planta fotovoltaica que una central térmica o un parque eólico”, además de que depende mucho de la fase en la que se encuentra el proyecto. Y hace especial hincapié en el tema del transporte, que conlleva un riesgo altísimo, pues hay unos compromisos, sobre todo en construcción, donde el promotor obliga al constructor a terminar en ciertas fechas, donde se ha tenido que poner una garantía para el periodo de ejecución y, posteriormente, al periodo de finalización... “Nos estamos encontrando con que hay muchas posibilidades de penalizaciones por no haber llegado a tiempo paneles, estructuras, generadores...”, comenta.
Coincide el director comercial en Noroeste del Negocio de Empresas de Mapfre en que son instalaciones complejas que requieren especialización tanto por parte de la compañía como por parte de los mediadores, “pero como en cualquier negocio relacionado con el mundo de la empresa”. Y pone el acento en lo importante que es la cobertura de pérdida beneficio en cualquiera de estas instalaciones, que, además, adquiere una relevancia más importante todavía en la situación actual, porque algo que hasta ahora era más sencillo de evaluar, como era una paralización de una actividad por una rotura de una pala en un parque eólico, ahora no es fácil saber cuánto tiempo se va a tardar en reponer ese material o cuál era el coste de la energía que se estaba vertiendo a la red en ese momento, por las dificultades en el acopio de materiales y el aumento del precio energético.
Además, recuerda que es fundamental la especialización, toda vez que intervienen muchos seguros y coberturas: daños materiales, de montaje, RC, transportes... Este último es especialmente delicado, ya que en los últimos años estamos asistiendo a incidencias en esta materia que provocan dificultades en el tráfico mundial, como el atasco en el puerto de Shangai o el buque Ever Given encallado en el Canal de Suez.
“Efectivamente, la situación mundial está afectando a toda el área de empresas, no específicamente al de renovables, porque es verdad que hay un retraso en conseguir repuestos y en reparar instalaciones de cualquier tipo”, explica la directora de Negocio de Empresas en Fidelidade España, y, ante esto, incide en la importancia de la cobertura de pérdida de beneficios: “Nos estamos encontrando que, si tienes un siniestro, los capitales no son adecuados a las situaciones actuales”, indica. Por eso, insta a los corredores a estar muy atentos para que sus clientes analicen bien su volumen de facturación en estos momentos, que, probablemente, dista mucho de cuando firmaron la póliza hace un año.
Toda esta situación ha derivado, según Carlos Fernández, director comercial en Noroeste del Negocio de Empresas de Mapfre, en una menor capacidad para poder reasegurar algunos de estos riesgos porque son instalaciones complejas y el coste de la energía se ha disparado, por lo que los cálculos realizados para pérdidas de beneficios, basados en unos estándares y con una experiencia anterior, son totalmente diferentes.
De todas formas, el problema de capacidades no solamente está ocurriendo en renovables, como matiza el director general de Finsa Correduría de Seguros, para quien la capacidad de las aseguradoras se ha reducido una barbaridad en riesgos que los corredores manejan habitualmente, pudiendo llegar a entrar en coaseguro.
Aunque “las compañías están efectivamente dejando de aportar las capacidades que aportaban antes”, Teresa Rivera, directora de Negocio de Empresas en Fidelidade España, puntualiza que no tiene tanto que ver con el alza de costes o los problemas de abastecimiento actuales, como de qué manera se han abordado anteriormente algunas actividades, que durante muchos años se han tratado de forma ligera y que al final la experiencia ha demostrado que los resultados de todas esas actividades son malas.
Aunque Teresa Rivera reconoce que la tipología de los seguros está clara (“empieza por la Caución, el transporte, el montaje, la pérdida de beneficios...”), los requisitos de aseguramiento dependerán siempre del tipo instalación que sea y sus condiciones, como el mantenimiento, si disponen de vallado, los sistemas de protección, la antigüedad... “Y si son instalaciones de determinada entidad, se hacen inspecciones y se siguen junto con el corredor y el asegurado”, para ver la mejor forma de asegurarle y que sea una opción apta para estar dentro de la cartera de clientes.
“Hay que tener mucha precaución con las medidas de seguridad, eso es fundamental porque un robo en un parque puede ocasionar un siniestro importante, no solo por las pérdidas materiales, sino por la de beneficios, cuyo impacto en las energías renovables es brutal”, insiste Joaquín Tabernero, director general de Finsa Correduría de Seguros, por lo que al final las exigencias tienen que ir en la línea de minimizar el riesgo con medidas de protección.
De hecho, como añade Rivera, es muy habitual que, en un siniestro de cualquier tipología, los daños materiales no sean tan elevados, pero la pérdida de beneficios suponga un monto que cuadriplica a aquellos.
Dependerá, en cualquier caso, del tipo de fase del proyecto de renovable en que se encuentre, como precisa el CEO de Seguros Viafina. Así, en montaje, el 80% de los proyectos se hacen a través de single project con las diferentes coberturas, donde los requerimientos de información son muy exhaustivos e intensivos. Luego en la fase de instalación con cobertura de avería de maquinaria, donde va a ser muy importante también saber quién es el fabricante, porque todos los productos tienen que tener unas especificaciones técnicas. Y también cree que hay que tener bastante claro y cerrado el tema de mantenimiento. “Hay miles de aspectos que influyen a la hora de conseguir una tasa objetiva beneficiosa para el cliente y para la compañía donde confluyan los intereses de ambas partes”, asegura.
“Al final, son seguros de suscripción donde tienes que evaluar qué medidas tenemos de protección”, comenta Carlos Fernández, fundamentalmente en las fotovoltaicas y con la cobertura de robo, que es la que peor resultado dio al comienzo, aunque con protecciones, alarmas, con cámaras y vigilancia ese tema se ha minimizado bastante. Y la cobertura de daños atmosféricos, con una mejor tecnología, también se ha reducido mucho. “Son protecciones lo que tienen que tener todas estas instalaciones y, por supuesto, contratos de mantenimiento, que al principio adolecían de ellos, pero ahora mismo ese tema también parece que está bastante superado, con lo cual el funcionamiento es bastante bueno y la siniestralidad también y eso ha permitido que las compañías podamos seguir comercializando estos productos y, sobre todo, ajustando las primas a las necesidades de nuestros clientes”, afirma.
Como corredor, Joaquín Tabernero especifica que se intenta dar al cliente cobertura desde el inicio, con la Caución, pasando luego por el montaje, el transporte, el todo riesgo de la construcción y, al final, la póliza de daños. “Otra cosa es que eso a veces no se da con una sola aseguradora”, incide, porque hay ciertos riesgos que no los trabajan todas las compañías o hay entidades que se sienten a gusto con algunos riesgos, pero no con otros.
“Nosotros intentamos ofrecerle al cliente todas las necesidades desde que están preparando un proyecto hasta el final, cuando está la instalación ya operando”, explica Gonzalo Camacho, CEO de Seguros Viafina, que señala que se trata de seguros vivos que tienen en cuenta necesidades del cliente y las diferentes fases del proyecto. “Como buenos corredores, tenemos que trabajar con todas las opciones del mercado, por lo que es muy complicado llegar a hacer un proyecto que cubra todas las necesidades del cliente con un solo compañero de viaje”, sentencia.
“El que intenta fidelizar al cliente en todas las fases de los proyectos siempre es el mediador”, resume la Teresa Rivera, directora de Negocio de Empresas en Fidelidade España, para quien la entrada por Caución es importante y no todas las compañías cubren ese riesgo. Normalmente, si se da solución al cliente en esa fase ya da pie a que a que el resto del negocio sea más fácil que se mantenga con el mismo mediador. Ahora bien, admite que no todas las compañías quieren entrar en todas las fases, por lo que puede ocurrir que en cada una haya aseguradoras distintas: “El mercado es variable y no siempre los seguros están en la misma entidad”, zanja.
Con todo, como argumenta Fernández, su compañía tiene capacidad para darle soluciones a los clientes en todas las fases, desde el inicio del proyecto hasta la propia explotación, incluso en clientes medianos o que estén en el extranjero.
Sin embargo, Gonzalo Camacho insiste en que, aunque haya compañías que pueden dar soluciones en todo momento, no son igual de competitivas en todos los seguros que son necesarios: “Al final, hay que buscar al cliente la mejor opción dentro del mercado, tanto asegurador como reasegurador”, propone.
Respecto a la siniestralidad, Tabernero recuerda que hubo una época en que los robos eran terribles, porque los ladrones entraban en los parques para llevarse el cobre, pero de un tiempo a esta parte se ha controlado bastante y ya es un riesgo más.
“Ahora mismo las plantas que hay de la época anterior tienen muchos más problemas de avería de maquinaria que de robos”, apuntilla Camacho, que cree que al aumentar drásticamente el número de plantas funcionando en los próximos años, también crecerá la siniestralidad. En parte, por temas meteorológicos, porque el tiempo es muy cambiante y la intensidad de los fenómenos extremos se han incrementado mucho. “Pero estamos ante una gran oportunidad de ofrecer soluciones y, dentro de unos años, el seguro de energías renovables va a ser el principal nicho del mercado asegurador nacional”, advierte.
“Se han hecho cálculos de prima y de capacidades, y de retenciones propias y de reaseguro en base a una situación y, ahora mismo, es completamente distinta, tanto por la crisis de materiales, no solamente derivado del tema del transporte, sino también por la crisis de las propias materias primas que llevamos tiempo sufriendo, como por la parte del incremento brutal del coste de energía”, precisa el director comercial en Noroeste del Negocio de Empresas de Mapfre. Con todo, confía en que la siniestralidad se mantenga y se muestra de acuerdo en que va a ser una magnífica oportunidad para el sector porque las inversiones van a ser muy elevadas, ya que las energías renovables son una apuesta clara por parte de la Unión Europea y del Gobierno español, concretamente en eólica y fotovoltaica.
Aun así, hay otras energías, como cogeneración o biomasa, en las que la siniestralidad no es buena. El tipo de tecnología, la falta de inversiones y la obsolescencia de la maquinaria ha hecho que ese tipo de instalaciones tenga una siniestralidad alta, aunque espera que con las inversiones europeas y la tecnología más avanzada esta situación mejore.
“El ratio de siniestralidad no tiene por qué cambiar”, aprecia Teresa Rivera, aunque “lógicamente” tener más instalaciones implica tener más primas y más siniestros. “El cuidado de las compañías debe dirigirse a conservar esos ratios y que las condiciones que apliquemos sean lógicas y permitan mantener este negocio estable para todos, para los mediadores, para los clientes y para nosotros”, sostiene.
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