La fuerte subida de precios causada, en su mayor parte, por el conflicto en Ucrania, ha disparado los costes de manera preocupante. Hasta el punto de que la mitad de las pymes españolas creen que sus negocios se verán notablemente afectados por la inflación, y un tercio hasta teme por su continuidad. Así lo revela el I Informe Hiscox de Pymes y Autónomos en España, realizado por KPMG.
ARTÍCULO PUBLICADO EN LA REVISTA PYMESEGUROS Nº 119
Un estudio que, como mencionó David Heras, CEO de Hiscox Iberia, pretende ayudar a entender las preocupaciones de unas pymes que “apenas han superado la crisis de la Covid, y ahora se les avecina un escenario de incertidumbre por la inflación”. Comprender su evolución en los últimos años, analizar las oportunidades y exponer los diferentes retos a los que se enfrentan son otros de los objetivos.
De lo que no cabe duda es de que la inflación las ha golpeado fuerte. Tanto es así, que el 50,5% de las pymes creen que sus negocios se verán muy o bastante afectados por la subida de precios, hasta el punto de que el 61% creen que se incrementarán sus costes de producción, lo que provoca que la actividad de estas empresas sea cada vez menos rentable. De hecho, el 36,4% cree que sus beneficios empeorarán, el 39,4%, que habrá una caída en el número de pedidos por la falta de demanda o la subcontratación y el 33,8%, que tendrán problemas para seguir adelante con el negocio.
La industria manufacturera, con un 84%, es el sector en el que mayor porcentaje de compañías creen que se verán afectadas por este motivo, seguida de educación y sanidad (76%) y construcción (71%).
Y, aunque la principal preocupación de los encuestados respecto a los riesgos sistémicos es el precio del dinero, seguidamente se encuentra la inestabilidad geopolítica, que preocupa sobre todo por su efecto sobre la inflación.
“La escalada de precios está repercutiendo en los hábitos de consumo con una reducción drástica y creciente del gasto y efectos directos sobre la producción. La inflación ya venía experimentando un crecimiento durante 2021, gracias al ascenso de los precios de las energías, pero, debido a la guerra de Ucrania, y su efecto sobre estos mismos precios y sobre los de las materias primas, esta subida se ha intensificado y la inflación ha crecido exponencialmente”, resume el informe.
Eso sí, las expectativas generales se mantienen positivas, pues hasta un 68,5% considera que su facturación continuará igual o mejorará y el 76,2% cree lo mismo sobre la conservación de puestos de trabajo, siempre y cuando sacrifiquen sus márgenes de beneficios. Entre las pymes que consideran que la facturación mejorará, un 54% tiene más de cinco años de antigüedad, un 58,5% son empresas pequeñas y medianas y un 64,1% factura más de cinco millones. Ese mismo tipo de pymes son también las más optimistas sobre el desarrollo de los márgenes (46%) y del empleo (35%).
Las empresas más pesimistas, en cuanto a la evolución de ingresos, márgenes y empleo son las más jóvenes y de menor tamaño y facturación. La actual y futura subida de los costes está llevando a un estrechamiento de los márgenes que, para este tipo de empresas que operan con ganancias más estrechas, significa una reducción de los beneficios.
El principal riesgo percibido por las empresas es la incertidumbre económica que se atraviesa actualmente y los cambios que se puedan producir en la demanda. Aunque la mayor parte de las empresas se consideran ya cubiertas antes esos riesgos, la posibilidad de escenarios más negativos (otra pandemia, aumento de la inflación, prolongación de inestabilidad geopolítica, etc.) hace que la demanda de posibles nuevos seguros se oriente a la atención de sus posibles efectos (pérdida de clientes, impagos, etc.). También existe un gran interés en los seguros completos, para cubrirse totalmente ante la incertidumbre del entorno, un seguro que agrupe todo.
En este sentido, el 54,4% de las pymes españolas cuenta con un seguro de Responsabilidad Civil General, convirtiéndose así en el tipo de cobertura más contratada entre las pequeñas y medianas empresas. En segundo lugar, se encuentran los de Responsabilidad Civil Profesional (37,3%) y en tercero, los Multirriesgo centrados en los daños a materiales (36,8%).
Otro detalle significativo es que los autónomos sin asalariados muestran las menores proporciones en cuanto a los seguros contratados, solo superando al resto de pymes en el de autónomos, en el de ILT y en el de pensiones complementario.
“Muchas pymes se encuentran infra aseguradas, especialmente las que son más pequeñas y nuevas. Además, muchos productos existentes son demasiado complicados y rígidos para cubrir las necesidades de las empresas más pequeñas. La naturaleza cambiante de las pymes plantea a los aseguradores el reto de crear productos a su medida”, propone el estudio.
Según los encuestados, el canal de comunicación preferido para contratar y gestionar los seguros es la llamada telefónica (53,7%), seguido por la asistencia personal (32,5%). Los medios digitales tienen también mucho peso, destacando el envío de correos electrónicos (30,8%).
“Después de la pandemia del Covid-19, el mercado asegurador de las pequeñas y medianas empresas se enfrenta a una serie de retos que se han de abordar como la cobertura de nuevos riesgos originados en estos últimos años, no solo sanitarios sino de diversos tipos como, por ejemplo, los generados por eventos como la alta volatilidad de los precios o la crisis en la cadena de suministros”, se concluye.
“En un mercado en el que los clientes son cada vez más digitales, las pymes deben serlo también. La manera en la que éstas llegan a sus clientes debe estar cada vez más digitalizada, disponiendo de las herramientas tecnológicas adecuadas para ello”, explica el informe.
De ahí que también se haya analizado el proceso de transformación digital de las pymes, impulsado por la pandemia. El 47,4% ya ha tomado medidas para digitalizar su empresa y el 23,4% tiene previsto tomarlas. De hecho, durante el año 2022, las pymes han destinado el 18,3% del presupuesto anual a implementar su estrategia digital y prevén destinar cerca del 20% el próximo año, lo que supone un incremento del 9,3%.
Teniendo en cuenta estas cifras, y que el 30% de las pymes creen que se verán afectadas por los cambios tecnológicos, la transformación digital es una tendencia al alza entre las pequeñas y medianas empresas españolas.
Entre las medidas adoptadas para digitalizar el negocio, las más destacadas han sido la implementación del marketing digital y la presencia en redes sociales (61,9%), el teletrabajo (45,8%) y el comercio electrónico (40,6%). Según las pymes españolas, la incorporación de estos elementos al día a día ha mejorado la eficiencia del trabajo en un 52,5% y un ahorro en los costes del 43,5%.
En el caso del teletrabajo, ha contado con un importante empuje por parte de la pandemia; las posibilidades de teletrabajar y la flexibilidad horaria han aumentado en un 44,8% y 35,3%, respectivamente. Han sido las empresas más jóvenes y de mayor facturación en las que más ha evolucionado la capacidad de teletrabajo y el entendimiento de la conciliación familiar. Tras dos años de pandemia y las mejoras tecnológicas acometidas, algo más de un tercio de las pymes (exceptuando a los autónomos) ha aumentado mucho o bastante las opciones de teletrabajo, flexibilidad y conciliación. Casi la mitad de las empresas ha implantado el teletrabajo, y en siete de cada 10 de esas empresas se puede teletrabajar desde una población distinta a la de la ubicación de la empresa.
“La innovación debe ser el faro que guíe a las pymes en su desarrollo; existen muchas maneras de mejorar a través de ella. Hay nuevas formas de trabajo, como los métodos agile, que ayudan a mejorar la eficiencia operativa y nuevas formas de análisis de negocio que permiten entre otras cosas, a través de la analítica de datos y los modelos predictivos, predecir variaciones en la demanda o segmentar clientes y mejorar la relación con cada uno de ellos. La innovación también posibilita mejoras en los procesos de gestión de atención al cliente para lograr una mayor fidelización, obteniendo la oportunidad de convertir algo malo en algo bueno”, se añade.
Si bien la digitalización, poco a poco, va calando entre las pymes, otros asuntos como la sostenibilidad y la igualdad aún no logran asentarse entre el empresariado español. Las principales barreras que encuentran las compañías a la hora de buscar la sostenibilidad empresarial son la falta de ayudas públicas, el alto coste de implementar políticas de desarrollo sostenible y la falta de consultores especializados que ayuden en la implantación de estrategias sostenibles.
Todo ello provoca una escasa concienciación, hasta el punto de que un 48,8% de los empresarios creen que se verán poco o nada afectados por el cambio climático y casi el 40% afirma que la escasez de recursos no tendrá consecuencias negativas en sus negocios. Esta falta de mentalización por el medio ambiente conlleva que solo el 25,2% haya tomado medidas para adoptar estrategias de sostenibilidad y que casi la mitad (45,6%) no tenga previsto implantar una.
Con todo, el 49,4% ha incorporado o piensa hacerlo algún tipo de prácticas sostenibles, principalmente las que afectan al medio ambiente (70,5%) y, en menor medida, destacan también las prácticas destinadas a aspectos sociales (41,5%) y las de responsabilidad social corporativa (31,9%). Y aunque la mayoría de las pymes no las llevan a cabo, el 37,8% de los empleados de las pymes creen que las políticas sostenibles tienen como resultado la reducción en el consumo de energía y en materias primas contaminantes y el 27,2% que mejoran la imagen y reputación de la empresa.
Del mismo modo, la adopción de políticas de igualdad e inclusión tampoco están en la agenda de las pymes y el 56,6% no tiene previsto tomar medidas para adoptarlas. De hecho, el 79,2% afirma no tener registrado ningún plan de igualdad y solo el 17,1% dice que está en proceso de desarrollar uno. Además, del 20% de aquellas que sí lo tienen registrado, aún hay un 12,2% que no lo está aplicando. Además, un tercio de las pymes no contrató a ni una sola mujer el año pasado y si hablamos de cargos directivos, seis de cada diez pymes no incorporaron a ninguna mujer.
El perfil de empresa con mayor previsión para adoptar planes de igualdad corresponde con aquellas empresas de menos de cinco años (74,6%), en pymes (83%) y en aquellas con una facturación superior a los 5 millones de euros (82%), es decir, aquellas empresas más jóvenes que tienen el tamaño y los recursos suficientes para hacerlo.
Otro de los aspectos analizados en el informe tiene que ver con las ayudas gubernamentales ofrecidas para superar la crisis por la pandemia. Solo el 15,7% de las pymes han estado acogidas a un ERTE, en algún momento, con motivo de la Covid (apenas el 3,2% de los autónomos), afectando en más de la mitad de ellas a más del 75% del total de la plantilla; no obstante, la mayoría de los trabajadores afectados (73,9%) se pudo incorporar de nuevo a la empresa una vez finalizado el periodo de ERTE. Por sectores, los negocios que más se han acogido a ERTE han sido los de comercio (37,3%) y, en mayor medida, en pequeñas y medianas empresas (51%) de alta facturación (34,7%).
Cuantitativamente, en términos de empleo, durante 2020, el 25,2% de las pymes disminuyó su número de empleados, el 62,5% lo mantuvo y sólo el 12,5% lo aumentó. “Es necesario resaltar que esta caída en el empleo se vio fuertemente contenida por la posibilidad de acogerse a los ERTE y a financiación a través de los préstamos ICO”, recoge el estudio. No obstante, autónomos y empresas recibieron ese año más de 114.000 millones de euros de financiación a través de la Línea de Avales del ICO.
En concreto, se han distribuido para pymes y autónomos 67.500 millones de euros, con un periodo de carencia de dos años. De hecho, dos de cada 10 pymes cuentan con un préstamo ICO y la mitad de ellas (54,4%) tiene previsto devolverlo en tiempo y forma, cuando se cumplan los plazos establecidos; no obstante, un tercio presenta bastantes dudas sobre cómo podrá hacer frente a su devolución.
Porcentaje similar (2,4%) han solicitado los Fondos Next Generation que ofrece la Unión Europea, pero hay una gran diferencia en la intención de solicitar estas ayudas: únicamente un 5% de los autónomos pretende pedirlas, mientras un 17% del resto de pymes lo hará. Las empresas que las han solicitado las han utilizado para digitalizar el proceso productivo (38,1%), mejorar la eficacia y sostenibilidad (32,7%), atraer talento (29,8%) y potenciar la ciberseguridad (29,5%).
Eso sí, en la presentación del estudio se recalcó que estos datos habrán variado notablemente, toda vez que se realizaron las encuestas entre mayo y junio de este año, cuando aún no se había producido la segunda convocatoria de las ayudas de Kit Digital para empresas de 3 a 9 empleados.
El tejido empresarial español se conforma en un 99,8% de pymes, que aportan el 65% del PIB y emplean al 64% de los trabajadores, lo que supone 2.943.159 de sociedades y 16.893.019 de empleos. Del total de compañías, un 55% son autónomos (no tienen asalariados), dando trabajo a 1,6 millones de personas. Las que cuentan con trabajadores a cargo, el 45% restante, emplean a 9 millones de personas, lo que supone el 54% del total de la población activa. Un 38% son micropymes (con hasta 9 trabajadores en plantilla), mientras que las pequeñas empresas (con menos de 50 empleados) y las medianas (con menos de 250 empleados) aglutinan el 6%, pero el 52% de los empleados.
Por sectores, las pymes españolas están fuertemente concentradas en el de servicios, donde se sitúan el 73,3% de ellas y para el que trabajan el 75% de los empleados, especialmente en temas de comercio y hostelería. El 12,4% corresponde a la construcción y el 5,7%, a la industria.
En España, las pymes convergen sobre todo en cinco comunidades autónomas: Andalucía (19%), Cataluña (16,5%), Madrid (13,6%), Comunidad Valenciana (11,2%) y Galicia (6,1%). En total, estas regiones reúnen más del 65% de las pymes.
En términos demográficos, en España, por cada 10.000 habitantes, hay una gran empresa y 710 pymes, de las cuales 396 son pymes sin asalariados y 284 son microempresas.
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