Las ONG están obligadas a contar con un seguro en caso de accidente o enfermedad de alguno de sus voluntarios. Pero más allá de este requerimiento, su organización está expuesta a los mismos riesgos que cualquier otra entidad mercantil, lo que hace indispensable protegerse ante aspectos como la RC, D&O y los ciberriesgos. El papel asesor de los corredores, para modular sus necesidades aseguradoras en función de su actividad, resulta crucial para estas entidades. Muchas son de pequeño tamaño a las que un percance severo, puede hacer tambalear su viabilidad.